sábado, 29 de mayo de 2010

Árbol...



Me resulta curioso. Sobre la vereda de una calle de un barrio porteño se encuentra un árbol cuyas naranjas ya están maduras. Están en lo alto del mismo. Como nadie las recoge, caen por su propio peso.
Mientras tanto, la gente pasa, transitando por el lugar. Las señoras del vecindario comentan "lo mal que están las cosas", de "lo cara que está la vida". La gente pasa al rítmo que caracteriza al ciudadadno medio. Siempre en apuro, proyectándose sin ver demasiado lo que sucede a su alrededor. Lo más próximo e inmediato pasa desapercibido.
Pasan los cartoneros, abren las bolsas de la basuras, que han sido sacadas a destiempo, extraen de las mismas aquello que consideran que les puede ser útil. Pero al árbol y sus naranjas no parecen verlo.
Las naranjas caen, muchas de ellas se parten por el impacto de la caída. Algunas permancen enteras. Y sin embargo, están ahí, completamente desapercibidas.
El paseo que hago con los perros es un buen pretexto para agarrar algunas de estas frutas. Como a nadie parecen interesarle cada tanto me llevo una naranja para casa. Marcela hace unos dulces muy ricos y seguro que las mismas serán utilizadas. Es un manera de "honrar" al naranjo haciendo jugo o dulce con sus frutos.
Me pregunto cuántos recursos hay a nuestro alrededor que son desaprovechados. Cuántos metros de tierra en los que podrían plantarse cosas. Cuantos espacios que están y quedan literalmente vacíos.
Más allá de las naranjas, el árbol es una metáfora. Un indicador que me señala nuestra flaqueza creativa. De pretender que las soluciones vengan de "arriba". Buen pretexto para no hacer las cosas por nosotros mismos. Y seguir quejándose. Una pena...

7 comentarios:

  1. Sueño como tener un terreno como el que alguna vez tuve. En él, mi marido y yo trabajamos experimentalmente para encaminar una huerta. No mucho, unas lechugas, algunas aromáticas, zapallos... Fué en vano. El frío y la inexperiencia nos ganaron la partida.
    Sigo pensando cada vez que veo esos barrios obreros con terrenos cuantiosos atrás, cuánto costaría a sus habitantes prodigarse algunas verduras -tan sanas y nutritivas desde lo fáctico como desde el mero hecho de ganarse el sustento- con tan sólo anotarse en el plan Pro Huerta del INTA más cercano... y trabajar! Pero la polenta y los fideos y otras cuestiones pueden más tal como parece.
    Con esas naranjas, dadas por la Providencia sin duda, hago licuado con cáscara y todo y mezclo dos tazas de harina leudante, una de azúcar, dos huevos, las integro y mando al horno mínimo por un rato. Cuando las saco y calentita la masa aún, las baño con el jugo de la tercera naranja mezclada con azúcar impalpable... mmm no será el Maná... pero se le parece.

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  2. Qué delicia! Aprovechá y llevate más, yo estaría ahí con una bolsa bien grande, je, qué desperdicio de fruta. Hermoso posteo!

    Saludos,
    MF

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  3. Es que deben ser naranjas amargas ! ( Citrus aurantium en cualquiera de sus variedades ) . Sino el mono desnudo , predador número uno ( que incluye todo lo dulce del planeta ) , ya las hubiera arrancado. Igual se aprovechan excelentemente haciéndolas mermeladas o postres como bien describieron . Pero implica trabajo y eso espanta a nuestra especie ( sobre todo a los machos de las variedades argento ) . También el árbol cargado es un indicador de que en tu barrio por suerte no hay todavía hambre . Yo me preocuparía realmente cuando desaparecieran las naranjas . Abrazo . M.S

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  4. Gracias Dionisíaca!

    Conozco esa tarta de naranjas...; ¡qué rica!

    Besos!!

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  5. Tatuagem: gracias por tu comentario. Me llevo las que puedo. Tendría que ir con una escalera. Pero temo que los vecinos piensen que quiero entrar a la casa de ellos.

    Igual, me traje varias para casa.

    Besote!
    R.P.

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  6. M.S.

    Te aseguro que están re-buenas. En casa mi mujer hizo dulce con las mismas y yo exprimí el jugo. No, no se entiende. Las naranjas se caen y se pudren en la vereda. La gente NO las ve, así de fácil, así de ciegos. De ahí mi posteo. ¡Cuántas cosas más se podrían ver y hacer y pasan desapercibidas!

    Después nos quejamos...!

    Un abrazo!
    R.P.

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  7. Me hiciste acordar de la inmigración laosiana de hace algunos años . Ellos no sólo hubieran visto las naranjas , sino los perros , los gatos y hasta los escarabajos . Conozco gente que trabajó con ellos y lo atestigua . El estado de necesidad te despierta Ricardo . Esa gente venía de un extremo estado de necesidad . El problema de nuestra cultura argentina ha sido la anestesia por abundancia . Y es como decís , se deja de ver lo primario que es la comida , pero también se dejan de ver muchas cosas por esta anestesia cultural . Espero que más gente pueda ver tus naranjas . M.S

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