viernes, 31 de julio de 2009

Reflexiones tras el regreso a la gran ciudad...


Arribamos hace unas horas. La salida de la costa, del plácido y apacible lugar donde estuvimos. árboles, arbustos, calles de arena, desiertas, poca gente.


La salida a la ruta, el viaje. El regreso: la entrada a la ciudad, previo paso por la autopista Buenos Aires - La Plata (o Mar del Plata); los peajes, las casuchas, ranchos, villorios. Paisaje inexplicable para nuestros tiempos.


Luego el riachuelo, la ciudad: inmensa, ruidosa, gris... Es lo que siento cada vez que regreso de afuera, de la playa, de algún campo o de las sierras. Me vienen a la mente las crudas frases de Ezequiel Martinez Estrada, de su admirable texto "La cabeza de Goliat".


Transcribo las mismas. No es que siempre considere que la ciudad sea así. Pero ahora medito, y evoco estas palabras:


En la trampa:


A través de la ventana observo el frente de las casas más allá de la plaza, con sus ventanas cerradas. No puedo evitar la idea pertinaz de que se trata de celdas, con aberturas por donde entran el aire y la luz; y sale, como la mía, la mirada del morador. Se trata de celdas y de prisioneros. Me es fácil pensar que todos estamos presos, aunque el guardián haya desaparecido hace años o siglos. Nos encerró a todos y se fué, o se murió. Hizo la ciudad y nos metió dentro con la consigna de que no nos marchásemos hasta que volviese. Después se olvidó él de venir y nosotros de irnos.

Del libro La cabeza de Goliat, Editorial Nova, Buenos Aires, 1957, p.50.

miércoles, 22 de julio de 2009

"Energía sexual" (Taisen Deshimaru)


La energía sexual:
La energía cósmica se concentra en el bajo vientre, y en particular en los órganos genitales. La energía sexual es, en efecto, la manifestación principal de esta vida universal en nosotros. Ella permite la relación entre la vida del universo y la vida individual, entre el mundo de los fenómenos y el mundo invisible del ku.
El sistema cerebro-espinal y los cinco sentidos nos permiten vivir; el sistema neurovegetativo y los órganos sexuales nos permiten ser vividos a través de la vida del universo.
La energía sexual desde el momento de la procreación permite la manifestación en el mundo fenomenal de la fuerza (ki) de la vida universal. Al ser creado de esta manera el ser humano recibe, además de esta vida universal, eterna, vida de ku, un karma surgido de los que le han engendrado.
Al morir, cuerpo y conciencia individual desaparecen, mientras el karma y la vida universal continúan eternamente: morir es volver a ku, a la verdadera esencia de nosotros mismos.
Hasta ahora, las religiones y las morales tradicionales han considerado el problema sexual como tabú, provocando miedos, ascetismos, frustraciones. Es importante que la educación moderna devuelva a nuestra sociedad el sentido auténtico y natural de la sexualidad.
Concebida ésta como una energía surgida de la vida universal, aporta a las relaciones humanas una nueva calidad. El amor humano, la vida humana alcanzan la más alta dimensión y la verdadera felicidad.
Pasaje extraído del texto Zen y artes marciales, de Taisen Deshimaru.
Una visión distinta de la sexualidad donde se relaciona lo erótico con lo cósmico, sin fisuras, sin dramatismos. La sexualidad como energía que surge de la vida universal tiene como meta la felicidad humana. En nuestras sociedades occidentales: ¿hemos aprendido algo de esto? Dejo la inquietud que surge de estas frases altamente sugestivas...

domingo, 19 de julio de 2009

Rilke, el animal y lo abierto...


Están..., conviven con nosotros; perros, gatos,
mosquitos, abejas, babosas, pájaros, peces...
¿Perciben lo mismo que los humanos? Posiblemente
de manera muy diferente. Nos mofamos de ser los
más "evolucionados", y ciertamente nuestra razón
y nuestro lenguaje es lo que nos distingue de ellos.
No obstante, Rilke en su Octava Elegía de Duino
parece otorgarle al viviente no humano (al igual
que a los niños y a los fugaces instantes que
imperan en la "breve vida" de los amantes) un lugar
privilegiado. Es el ámbito de lo abierto, de la
ingenuidad, del estar atravesado por la torrente
vital, por la mirada hacia esa incógnita que está libre
de la muerte...


Con todos sus ojos la criatura
ve lo abierto. Sólo nuestros ojos


están como al revés y alrededor,


trampas al acecho de la salida.


Lo que está afuera nos alcanza


sólo a través del animal; al niño


de tierna edad lo apartamos


para obligarlo a mirar atrás,


al mundo de la forma, no a lo abierto


que la faz del animal tan hondo


trasluce, libre de muerte.


Nuestra mirada sólo a ella ve.
Primera estrofa de la Octava Elegía de Duino




jueves, 16 de julio de 2009

El vampiro de la dominación o el ángel de la reciprocidad...


Así como Nietzsche habló sobre fuerzas "activas" y fuerzas "reactivas", de la moral del "amo" y la del "esclavo", en el plano de las relaciones humanas podemos distinguir entre relaciones de sumisión y relaciones de reciprocidad.

Siguiendo a José A. Marina hay que decir que "aquellos que vampirizan , viven succionando el ánimo ajeno."

En cambio, aquellas personas que hacen "nacer en nosotros el entusiasmo, el sentimiento de la propia valía", nos permiten crecer y desplegar nuestra propia vocación personal. A mi criterio podemos distinguir dos tipos de personas, atravesadas por diferentes "cadencias": la cadencia vampirezca y la angelical. El vampiro/a succiona tu sangre, tu energía vital, y arroja tu proyecto hacia el "suelo" de la mera supervivencia. Las personas con movimiento, o cadencia angelical, en cambio, te permiten ser; ser lo que "debes ser". Su entusiasmo cachetea la vulgaridad transformando lo anodino y cotidiano en una aventura de la vida. Estamos atravesados..., por ambos. Pero soy "optimista": de nosotros depende saber distinguir, entre ambos, para elegir y elegir-nos...

domingo, 12 de julio de 2009

Shakespeare: ¿la utopía del amor?




"My bounty is as boundless as the sea,
My love as deep; the more I give to thee,
The more I have, for both are infinite."


"Mi liberalidad es tan ilimitada como el mar,
y profundo como éste mi amor, cuanto más te doy,
Tanto más tengo, porque ambos son infinitos."

(Romeo and Julia, Act II., Scene 2)


Desde que las leí por primera vez, me sentí profundamente emocionado por estas frases que aparecen en el segundo acto de Romeo y Julieta. Desde aquel momento me he estado preguntando hasta que punto, en nuestra supuestamente "liberada" época, el amor de la pareja puede interactuar así. ¿Será Shakespeare la excepción? Si no; ¿qué es lo que hemos perdido? ¿Cómo es posible semejante donación, semejante entrega a un otro? ¿Son estas frases que expresan el amor de Julieta posibles de llevar a cabo? ¿Se puede "educar" el amor? ¿O estamos en el plano de la mera utopía?

Al margen de toda posible respuesta, su lectura me sigue impactando...

sábado, 4 de julio de 2009

"Del hijo y del matrimonio". (1) (Del hijo)


En tiempos de una expansión demográfica sin precedentes, donde nuestro planeta cada día parece quedarnos "más chico", donde muchas criaturas nacen en contextos sociales de extrema pobreza, donde el corrimiento de los "roles paternos" genera inusitados desafíos, las palabras de Nietzsche en Así habló Zaratustra me resultan sumamente actuales. El hijo es ciertamente una manifestación de la naturaleza, pero también un proyecto humano, un desafío de nuestras capacidades creadoras que, al igual que una obra de arte, merece ser cuidado.


"Tu eres joven y deseas para ti hijos y matrimonio. Pero yo te pregunto ¿eres un hombre al que le sea lícito desear para sí un hijo?

¿Eres tú el victorioso, el dominador de tí mismo, el soberano de los sentidos, el señor de las virtudes? Así te pregunto.

¿O hablan en tu deseo el animal y la necesidad? ¿O la soledad? ¿O la insatisfacción contigo mismo?

Yo quiero que tu victoria y tu libertad anhelen un hijo. Monumentos vivientes debes erigir a tu victoria y a tu liberación.

Por encima de ti debes construir. Pero antes tienes que estar construido tú mismo, rectangular de cuerpo y alma.

(...) Un cuerpo más elevado debes crear, un primer movimiento, una rueda que gire por sí misma, -un creador debes tu crear.