Plantear la sexualidad en el plano de la errancia es reconocer la irremediable condición finita, condición que va adquiriendo sentido en la medida en que rebalza y destroza las exlusas de su propio límite.
En este aspecto concuerdo con esta frase de Michel Foucault:
"Todos los enigmas del mundo nos parecen leves en comparación con el minúsculo secreto del sexo."
El enigma sexual siempre estuvo ligado al enigma espiritual . El verbo "conocer" en hebreo antiguo es "yada" , y se utilizaba en el sentido de "conocimiento de Dios" como en el sentido de "conocimiento del otro en la intimidad física" . El mensaje de los hebreos desde la antigüedad fue claro : el sexo es una forma de conocimiento del otro/a y por lo tanto de la propia naturaleza humana . No existe entonces ninguna forma de la sabiduría que lo pueda ignorar , ya que es la misma fuente de la vida la que nos enseña de la vida . Aprendiendo desde la memoria genética , diría un biólogo . Así que , más allá del grave tema ético de la responsabilidad con el otro/a con quien marchamos juntos ( co-iter : ir en común ) , es innegable que la exploración cotidiana del sexo , además de saludables endorfinas , produce sabiduría . M.S
ResponderEliminarsí, siempre consideré a la sexualidad (y a la sensualidad también, por qué no), como un gran misterio...
ResponderEliminarsaludos!
Impecable lo suyo; M.S. Como para seguir pensando. Gracias!
ResponderEliminarGracias Natalia, estoy de acuerdo contigo; sexualidad y sensibilidad se sincronizan mutuamente.
ResponderEliminarBeso grande!