sábado, 9 de enero de 2010

Pensar por pensar...


¿Por qué será encuentro una esencial relación entre el pensamiento y el mar?
La playa, el mar, el horizonte y lo abierto. Esto me remite al pensar, no al pensar "cotidiano", instrumental, necesario obviamente para la supervivencia humana. No, me refiero al pensar por el pensar mismo. Un pensar que se hermana con la meditación. Pensar por pensar, animarse a plantear las preguntas, lúdicamente y tratando de tomar distancia del condicionamiento que ejercen nuestras creencias, temores y prejuicios. Pensamiento y deseo, deseo y pensamiento, siempre en movimiento buscando arribar a ese límite que se escapa detrás del horizonte.

11 comentarios:

  1. A mi me pasa lo mismo, pero no solamente el mar, el agua en general. También me pasa en el río. Yo lo relaciono con la inmensidad y la sensación de infinito que da el mar. Es hipnótico.

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  2. El mar es buen lugar para meditar, concuerdo con lo de la inmensidad, es algo que no podemos abarcar con nuestro ser, y nos genera una especie de tranquilidad, dentro de nuestra propia ignorancia por lo que hay allá afuera.


    Yo ahora estoy en el frío viejo continente, viajando un poco.
    Espero que estés comenzando bien este año!
    Saludos

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  3. No me lo he preguntado...tal vez por que en mi encuentro con el mar el pensamiento fluye de manera tal, que no me salen este tipo de preguntas, que ahora me hago con vos. ¿Por que será?
    Me estoy preguntando en que pienso cuando me le enfrento. Lo haré en unos dias.

    Besos Ricardo!

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  4. Pato: es cierto, el agua (sobre todo cuando se da en forma natural) tiene un efecto hipnótico.

    A mi me fascina, por ejemplo, el rio Paraná. También la laguna de Chascomús (sobre todo cuando no hay gente), o los ríos que cruzamos cuando vamos a la costa (por la ruta 11, por ejemplo), también los arroyos, los riachos, etc.

    Puse el mar porque lo considero como lo algo inconmensurable. Muy bueno tu comentario.

    Besito
    R.P.

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  5. Danira: qué copado!

    Que lo disfrutes, sacá fotos y contame en que lugares estuviste.

    Beso grande!
    R.P.

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  6. Maguita!

    Que la pases re-lindo. Dialogá con el mar en forma solitaria, en algún momento verás que dará indicios.

    Espero con ganas que sigas tus historias en tu blog.

    Besostes!!!
    R.P.

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  7. El mar lleva a cuestas la sospecha de lo infinito, por eso creo que es hipnótico, como bien decís vos por ahí: ver el mar y no ver dónde termina, ver ese espacio que lo ocupa todo con nuestros propios ojos nos hace más humildes: qué pueden importar nuestros pequeños problemas y nuestra vida de detalles ante ese océano y el ritmo de las olas? Para mí ver el mar es la mejor terapia que existe, me hace saber que la mayoría de mis preocupaciones no son tan importantes ni tan urgentes como yo suelo pensar.

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  8. No hay nada como el mar. Motiva, completa, tiene movimiento, es caótico, ordena, inspira, es vida...

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  9. Para mi el horizonte tiene algo de que te hace fijar la vista y chau, uno se pierde...

    Sea el mar, incluso montañoso, el punto es esa unión de tierra y cielo, que nos deja como hipnotizados.

    Que lindo pensar cuando no es instrumental y se aparece como un destape mental.

    Lindas imagenes, me voy de vaaciones ya así Deli!

    Un abrazo.

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  10. Sospecho que hay algo que va como saeta al inconsciente con el tema del mar y el pensar. No escuché que nadie asocie por ejemplo el Riachuelo con el pensar, mucho menos con un "meditar".
    Hay quienes afirman que para poder aprender es necesario estar "vacíos" y desde alguna perspectiva seguramente el mar es algo tan enigmático y su devenir tan caótico como dice Ricardo, que seguramente contribuye a liberarnos de pensamientos o preconceptos que obstruyan nuestros canales percepivos. De ahí la profundidad de la relación que puede tejerse con "lo natural" cuando uno es simplemente "ser sintiente" y no sólo "ser cognoscente"... Abandonado, nada más a la contemplación de lo maravilloso OTRO...
    El día que suceda eso entre seres humanos... ni les cuento...
    Anémona Anónima

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  11. Pensar por pensar, hacer nada, caminar sin rumbo, mirar el horizonte nomás, dejar que las palabras fluyan libremente o callen, vivir sin horarios, al ritmo de la naturaleza, comer y beber de acuerdo a ella. Jugar, soñar, mirar, escuchar. El mar, con su gigantesca vitalidad y energía, su movimiento y su ritmo pueden ayudarnos a lograrlo y mucho. Tenemos que sincronizarnos con la naturaleza y vivir el mar es una excelente manera para ello...

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