
Desde que supo que Dios comenzó a ausentarse no ha dejado de perseguirme...,
no sé bien con que fin ya que nuestros léxicos están signados por lo divinamente inconmensurable. Pero ahí está, intrépido y fulgurante, en su derrotero signado de infinitas interpelaciones.
Parece decirme; eres filósofo, ¡debes hacer algo!
No puedo menos que esbozar una sonrisa frente a semejante imperativo. Y, sin embargo, insiste...
Quisiera decirle; esto es absurdo; ¡el abismo del ser nos separa! Y, no obstante, me estoy acostumbrando a esta dulce inquisisión que irradia su inusitada presencia.
¡¡muy lindoooooo!! ahí estoy con los ángeles mucho más que con dios, no sé... será que los siento mas afines! con cariño Deli, feliz año!!
ResponderEliminar