Las "malas palabras" ya son parte del léxico cotidiano. Negar esto sería negar la realidad social y cultural misma. Se usan habitualmente, a diario, casi sin prejuicios. Y, no obstante, me resulta chocante cuando encuentro gente mayor (especialmente señoras que andan por los 70, o más) diciendo ciertas "palabrotas". Algunos mayores las han incorporado a su lenguaje cotidiano. Y no se trata tan sólo de un "boludo"..., o algo por el estilo. No, se van de palabras groseras. Me pregunto; ¿tan detestable es la realidad que hay utilizar tantos tétminos obsenos? Comprendo que hoy en día una mala palabra no posee el mismo significado que décadas atrás. Al parecer, el significante se ha "liberado" del significado y los "boludos" y "pelotudos" se desplazan sin mayor escándalo en las conversaciones diarias.
Y, no obstante, aún no sabemos o parece que no nos damos cuenta de la importancia del lenguaje. El lenguaje no sirve únicamente para nombrar cosas, o al menos, el lenguaje no se agota tan sólo en ello. El lenguaje constituye un mundo. Cuando les enseñamos a nuestros pequeños a decir las primeras palabras les estamos presentando el mundo, los estamos arraigando en nuestro universo de sentido. Ni más, ni menos. El lenguaje va a la par del pensamiento, del afecto y del deseo. El lenguaje no es inocente. Ningun lenguaje es inocente.
Concluyo; me he habituado a las malas palabras. No obstante, hay algunas que prefiero no utilizar. Me parecen demasiado vulgares, me da la impresión que "ensucian" la existencia. Por eso prefiero censurarlas. Pero lo que más me choca es cuando gente mayor las usa de modo frecuente, casi "natural". Y es precisamente esa naturalización de lo ordinario lo que más me molesta.
Deli qué buen post! Yo reconozco que soy una cloaca hablando. Pero no dejo que mis hijos digan "malas palabras". ni una. Y cuando me llaman la atención si yo digo alguna les explico que yo soy un adulto y me puedo hacer cargo de lo que digo y hago, que cuando sean adultos hagan lo que quieran, pero por ahora no. Pero es cierto que, a pesar de ser una "boca sucia", como decía mi abuela Luisa, cuando escucho una señora o señor mayor hablando con malas palabras, me choca mucho. Te dejo con esta genialidad que seguramente ya habrás escuchado y visto:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=ErGLhqYJOrk
En grandes y en chicos, en personajes públicos y en vecinos, en gente instruída, en gente que no, en artistas, cómicos, mujeres y hombres, el mal uso del lenguaje nos empobrece. Las malas palabras innecesarias no son graciosas ni cancheras, ni de onda, ni de moda, solo son simple vulgaridad. Abrazo. JM
ResponderEliminarSe abusa , sobre todo en las ciudades . Las palabrotas tienen su uso en todos los idiomas : primero para liberarse de la carga violenta o sexual que nos producen otros o nosotros mismos y segundo para amedrentar al congénere recordándole su animalidad defectuosa a partir de su madre . Tarde o temprano liberan otras violencias , de ahí la justificada censura .
ResponderEliminarNunca me acostumbré ni me voy a acostumbrar a ese abuso , a la naturalización de lo ordinario , coincido . Entiendo que es más que una cuestión educativa generacional . Me parece que te molesta más en los viejos porque se supone que la prudencia y cierta sabiduría les debería llegar si no fue por la educación , entonces naturalmente . Si esto es lo que te molesta , tenés razón . Estoy convencido de que ciertas virtudes que se creen humanas como la prudencia o la amabilidad son más bien virtudes animales , que en su camino de diferenciación y negación el hombre olvida . Abrazo . M.S
Esta bueno el post.
ResponderEliminarEl lenguaje muestra quienes somos, pero tambien mediante el lenguaje persuadimos, el lenguaje es lucha.
Coincido totalmente no hay nada inocente en el lenguaje.
Podriamos decir "por sus palabras los conocereis"
beso
Trato de no usarlas pero a veces me sale en momentos bien oportunos y nunca con agresión. La cuestión es no dejar de usar las palabrotas sino evitar de armar situaciónes donde se usan.
ResponderEliminarVerdad que me dan risa, sé que no debería, que es feo...pero que puedo hacer, carajo! jeje no resistí.
Besos!
MF
Creo que a las malas palabras, si las queremos incorporar en el lenguaje, hay que saber usarlas con una genialidad y un sentido de la oportunidad que no es para cualquiera. Es mucho más sencillo utilizar palabras elegantes que palabras vulgares sin que el discurso quede tremendamente ordinario. Y porque no cualquiera es Fontanarrosa "hablando mal y pronto", nos conviene no abusar de ellas, no es cierto? ;-)
ResponderEliminarBuenísimo tema.