sábado, 24 de diciembre de 2011

La difícil misión de Cristo

¿Quién fue Cristo? ¿Cuál fue su mensaje en su paso por esta tierra? Preguntas cuyas respuestas parecen obvias, pero si nos detenos a meditar en torno a la cuestión veremos que están lejos de serlo.

Ante todo; el mensaje de Cristo no es un mensaje "moral", Jesús no es el bueno de la película o el señor barbudo que viene a entregarnos las entradas para un posible "Cielo" que, dicho sea de paso, no sabemos bien de qué se trata.

Somos finitos y TODO termina con la muerte, esto es así, negarlo va contra la ley de la "vida" misma. No hace falta referirse al pensamiento de Nietzsche, Freud, Heidegger, Sartre, etc., para darnos cuenta que es así. Sucede a diario, lo vemos tanto que no podemos aceptarlo o, dicho de otro modo; como no podemos aceptarlo (nuestra muerte, la nuestros seres queridos y de aquellas personas que nos apena su desaparición) es por eso que los medios hablan e intentan mostrar los hechos fatídicos todo el tiempo. El lenguaje de la muerte está instalado porque es el límite inevitable e infranqueable de nuestra existencia humana.

Y, no obstante, Cristo vino a traernos el mensaje de salvación, de una salvación gratuitamente donada pero cuya "entrada al reino", la entrada a la Vida misma de Dios no es algo que se realice espontánea ni automáticamente.

Mt, 7, 13.
"Entrad por la puerta estrecha; que es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella; y es estrecha la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y son pocos los que dan con ella."

Lc 13, 23.
"Uno le preguntó; Señor, ¿son pocos los que se salvan? Él les contestó: Esforzaos por entrar por la puerta estrecha; que muchos -o los digo yo- intetarán entrar, pero no lo conseguirán."

Como certeramente señala Claude Tresmontant: "La entrada en la economía de la vida es una cuestión relativa al ser. No basta pues con invocar al rabino, ni siquiera con enseñar con enseñar su doctrina. Es preciso estar ontológicamente transformado, en el propio pensamiento, en el propio ser y en el propio obrar." (La doctrina de Yeshúa de Nazaret, p. 191)

¿Quíen es Cristo? Aquel que vino a salvarnos de la muerte, o, mejor dicho; aquel que vino a transfigurar el mundo, a decirnos que hemos de ser creadores, porque solamente los que dan son capaces de particpar en la demencia divina.

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