jueves, 8 de septiembre de 2011

Ley de medios, las voces de los otros. Un diálogo con Gabriel Zanotti.





Confieso que no soy un especialista en este tema y que sólo recientemente estoy empezando a tomar conciencia de la importancia cultural, social y política del mismo. La idea de esta nota (o post) no es tampoco desplegar alguna verdad que sea incuestionable. Lejos de ello, considero que cuando un tema de estas características empieza a tomar importancia en la opinión pública, el diálogo, la conversación y aún el disenso resultan sumamente fructíferos para la consolidación de la democracia.

Pues bien, me referiré brevemente a un posteo que salió el 27 de Octubre del 2009 en el blog de mi amigo Gabriel Zanotti. Resumiré, por cuestiones estrictamente de espacio, algunas ideas claves de dicho posteo. Espero respetar la intención y el espíritu del escrito del autor.

En primer lugar Zanotti se pregunta "si debe haber legislaciones específicas que regulen la prensa". Pero; añado yo, creo que este es un SUPUESTO que no adolece de problemas. Yendo (sin saber cuál es su orientación política específica) a un sitio en INTERNET me encuentro con datos que afirman que en el 2007 en la composición del "papel prensa"; Clarín poseía un 49% y La Nación 22%..., perteneciendo el resto (28%) al Estado Nacional. Con lo cuál presuponer que actualmente (si nos ceñimos a estos datos) hay "libertad de prensa" es desconocer las cifras monopólicas que rigen a esta realidad a menos que se considere que dicha "libertad" sea la expresión genuina de los diversos y variados sectores populares. Cosa que creo que está lejos de ser así.

Más allá de la crítica hacia Marx, los socialismos y su reivindicación de la "Escuela Austríaca de Economía" G.Z. afirma que el mentado "derecho a la información" "tiene dos graves errores, uno económico-político y el otro epistemológico".

Paso, escuetamente, a comentar los mismos. Debo decir, tal vez sea un problema mío y no del autor, que el planteo "económico-político" no me queda claro (en esta nota). Zanotti afirma que, por un lado; que en dicho "derecho social", es decir; "el derecho a un determinado bien o servicio" (....) "lo imposible es que las personas tengan derechos a todos los bienes y servicios que se quieran suponer importantes, porque en ese caso se ignora la escasez de recursos que hace imposible dicha premisa". Pero, enseguida afirma que con ello; "no se niega que, como dice Hayek los gobiernos municipales, preferentemente (recogiendo la tradición de Tocquevielle), puedan proveer, de manera no monopólica y con recursos provenientes del municipio, ciertos bienes públicos. Un municipio podría tener un servicio educativo, de salud, etc., lo cual incluye, si se quiere, un diario o un canal de televisión; sin que ello implicara ninguna legislación federal adicional sobre los demás medios de prensa. Estos últimos actuando en un mercado libre, son la garantía contrariamente a lo que piensan muchos."

En lo personal lo que no me termina de cerrar en este planteo es por qué habría contradicción entre la premisa que afirma que "las personas tengan derechos a todos los derechos y servicios que se supongan importantes" y la constitución de los denominados municipios (en el decir de Hayek). No veo contradicción en suponer que si tengo una determinada concepción de la realidad (como la tienen las culturas aborígenes originarias que habitan nuestro país) ella no pueda ser expresada a través de un determinado medio, siempre y cuando, dicho medio sea FIEL y responda a su peculiar idiosincrasia. Zanotti me podría contraargumentar: "bien, aquí no hay libertad de mercado y, por ende, es imposible que puedan expresarse. " Pero yo a su vez podría replicarle: ¿qué es lo más importante la libertad de mercado o necesidad de expresión? ¿Una sociedad en la que no se otorgue el derecho a expresarse a todas sus culturas (y sub-culturas) que la conforman es acaso una sociedad democrática? Con ello quiero decir dos cosas: 1) si el mercado no otorga la voz a las diferencias es el Estado el gran responsable por ellas, 2) en definitiva, antes que el mercado o el Estado, lo IMPORTANTE es que puedan expresarse las diversas voces. En ese sentido el rol del Estado es garantizar dicha libertad de expresión.

En referencia a la cuestión "epistemológica", GZ, afirma que detrás de la idea de "información" suele prevalecer, especialmente en los "proyectos de control y estatización de los medios", la necesidad de garantizar la "información objetiva". El gran error es suponer que "la función periodística es transmitir hechos en bruto, sin la "contaminación" del comunicador en cuestión. Se ignora que todo ser humano, cuando habla, medios de comunicación incluidos, emiten mensajes, que son proposiciones formadas desde el horizonte de precomprensión (horizonte cultural) del hablante."

Ahora bien, en primer término creo que lo dicho por Gabriel es aplicable a los regímenes de Hitler y Stalin pero considero también, más allá de cualquier intención política, que es muy difícil que pueda ser aplicado hoy en día. Todos sabemos, o al menos sospechamos, que no todos los diarios dicen la misma cosa, que hay cuestiones políticas creadas detrás de cada "hecho" y que dicha información se filtra actualmente por los medios masivos de comunicación (redes sociales, mediante). Por ende, suponer que algún gobierno pretenda generar una información objetiva implica desconocer el hecho de que la informática ya se ha impuesto más allá de la decisiones humanas. Con todo, aún si hay monopolio informático es menester reconocer que este mismo no es exclusivo de ningún gobierno sino que también se aplica a la denominada "prensa libre". Y me resulta un poco curioso que mis amigos liberales no critiquen tanto a ese tipo de monopolios..., que responden a ciertos y determinados intereses creados.

Finalmente, concuerdo en que lo humano es interpretación. Pero, precisamente, en una sociedad libre hay que garantizar dicha libertad de expresión ya que detrás de cada interpretación subyace un mundo de vida (con sus propias valoraciones, concepciones de la realidad, etc). No se trata de que el Estado avale una información objetiva, se trata de que permita, que "deje ser" a aquellas voces que históricamente, en nombre de un falso progreso y desarrollo, han sido acalladas. Si los monopolios no lo permiten; ¿acaso el Estado no debe velar por la expresión de los que fueron silenciados? Yo creo que sí, al menos por ahora y en esta época histórica que nos toca transitar.

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