Faltan nombres sagrados, por eso nuestro anhelo es impreciso y las palabras confundiendo permanecen degastadas.
Faltan nombres sagrados, y, sin embargo, persistimos; sonriendo, llorando, añorando. Esperando y transcurriendo juntos, cáutamente, en la agraciada calma del atardecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario