
El fructífero intercambio de ideas sobre el posteo anterior me lleva a animarme a escribir, aunque sea sintéticamente algunas provisorias conclusiones. Divido las mismas en partes:
1) El debate sobre la "unión homosexual" (con sus respectivos derechos civiles) en sí.
En este caso percibo (por lo leído en este blog y también en blogs de colegas que postearon esta problemática) que pueden observarse básicamente dos posiciones. a) los que están en contra de dicho "casamiento", b) los que apoyan dicha unión.
Por razones de espacio me detendré en el argumento de aquellos que están en contra del "casamiento" homosexual
En el caso (1) los partidarios alegan que no puede haber "matrimonio" entre dos personas del mismo sexo ya que el matrimonio (por esencia) implica la unión de dos personas de sexos diferentes. Por ende, la tergiverzación de esta norma se basa "solamente" en un supuesto consenso social. 2) los homosexuales están enfermos, por ende no debemos "normalizar" dicha unión. 3) la "ley natural" dictamina filosófica y éticamente que dicha unión es "contra natura", por lo tanto no puede validarse.
En referencia a estos argumentos esgrimo estas respuestas:
1) A esta argumentación debo decir nuevamente que el término matrimonio no requiere ser utilizado y puede ser suplantado por "unión civil X" con tal que se respeten sus derechos.
2) La homosexualidad no es un hecho histórico reciente sino que aparece en diversos períodos y contextos culturales con enfoques y normativas no siempre homogéneas. Hasta donde yo sé NO existe un consenso unánime en donde se llegue a una conclusión que afirme que la homosexulidad es necesariamente una enfermedad. Aún en el caso que lo fuera, esta "enfermedad" no contagia a los heterosexuales. El heterosexual no se vuelve gay o lesbiana porque haya homosexuales casados.
3) La "ley natural" puede ser filosófica o éticamente aceptada, pero NO debe ser impuesta. Pretender imponer la ley natural es tan absurdo como pretender imponer el enamoramiento. Este último acontece o no, pero no se le puede decir a nadie: ¡enamorate! Dicho imperativo no solamente resultaría improducente sino que generaría el efecto contrario y el "sujeto" en cuestión tendría menos posibilidades de enamorarse en su vida.
2) Si la unión civil entre homosexuales debe ser contraída mediante el Estado o en forma privada.
En relación a este tema se armó un interesante debate. Se dieron posturas liberales (como la de Ricardo, I am, Ximena, Pato, etc. (No me quedó clara la posición al respecto de J.M.Bulacio) que afirmaron que en un gobierno liberal el Estado debe tener ingerencia en este tema.
Anónimo M.S. y Gabriel Zanotti sostuvieron, por el contrario, que el Estado no debe intervenir en estos casos (si no entendí mal, tampoco en las uniones civiles entre parejas heterosexuales). Citando a Hayek, Zanotti afirma que "cuanto más compleja es la realidad social, menos tiene que intervenir el estado y sólo fijar pautas generales para todos, y no específicas en las cuales entra precisamente la custodia de contratos privados en los cuales se despliega la vida social, tanto íntima como comunitaria.".
Mi respuesta a este tema: no estoy en condiciones de dirimir en estas posiciones. La propuesta de Zanotti me parece sumamente interesante pero tengo mis grandes dudas si esta puede ser actualmente aplicada. Semejante propuesta requiere un cambio de modelo social a largo plazo..., y el problema que se suscita es que hay problemáticas que deben ser resueltas en lo inmediato.
No obstante si afirmamos que la "unión civil homosexual" debiera tratarse "privadamente", aún así la estamos aceptando. Sea por el Estado o mediante contratos privados nos estamos liberando de viejos y estereotipados prejuicios.
De este modo felizmente confluyen "The Beatles y "San Agustín" que sigilosamente nos sugieren: "Let it be", y también; "Ama y haz lo que quieras"